Pilar Linares, psicóloga, terapeuta familiar

Juan Royo Abenia

Las adicciones: Cómo se abordan desde la familia y su terapia

Pilar LinaresEstá absolutamente constatado algo tan obvio como que la familia posee un papel central en las adicciones; tanto en las dinámicas patológicas que las causan y mantienen, así como en sus posibles soluciones. Debido a ello, desde hace algunos años se considera a la intervención familiar como uno de los factores que más contribuyen al éxito en sus procesos terapéuticos. Esto no fue siempre así, debido a la defensa de muchos profesionales hacia la terapia de carácter individual, logrando que en muchos casos o bien la familia del adicto se presentase ante los ojos de los profesionales como saboteadores de los esfuerzos que realizaban para ayudar a sus pacientes, o por el contrario aparecieran como depositarios de la culpa de los problemas que éstos sufrían. Paradójicamente, el reconocimiento de la importancia de la familia llegó a convertirse en otro problema, lo familiar se constituyó en único campo de interés y de intervención para algunos profesionales. Otro error del que también hubo que aprender mediante fracasos, puesto que lo interpersonal no sustituye totalmente a lo intrapersonal.

Los profesionales que defendemos la terapia familiar, trabajamos bajo la hipótesis que las familias que colaboran en el tratamiento consiguen mejores resultados, tanto en la recuperación como en aprender a relacionarse de una forma más sana. Debido a ello, estas familias fomentan y mantienen los avances efectuados, a la par que se rompe la interpretación distorsionada de los problemas con el adicto.

Si nos fijamos en los puntos clave para iniciar una intervención, los profesionales debemos tener en cuenta que existen dos aspectos importantes para conseguir que las familias y el paciente alcancen su objetivo en la recuperación, estas son: el conocer la realidad que cada uno vive en su día a día y las características que cada cual presentan. Otro aspecto que no se nos debe olvidar, y que suele aparecer a medida que las familias van avanzando en su proceso terapéutico, es crear un espacio de encuentrodonde aprendan a romper y cambiar comportamientos y actitudes, y compartir las propias dificultades con las otras en situación semejante, formando los conocidos grupos de autoayuda familiar.

Las etapas iniciales del programa de terapia familiar se plantean con un enfoque predominantemente psicoeducativo. Durante las primeras etapas del tratamiento, la familia presenta un desconocimiento real de la adicción – real en ocasiones, consecuencia de un proceso de negación en otras –. Lo que proporcionaría un excelente argumento para la falta de implicación de ésta o parte de sus miembros. Tendiendo a justificarse con la siguiente frase: «Los profesionales son los que saben, que ellos sean los que se encarguen». En estas primeras etapas, la labor terapéutica consiste en enseñar a poner límites, crear normas que faciliten la dinámica familiar. A medida que van responsabilizándose y asumiendo su particular forma de funcionamiento, el programa se centra en trabajar conjuntamente, creando un espacio para cada una, en el que sus miembros puedan comentar su funcionamiento, sus necesidades, sus creencias, miedos y dificultades.

Las características básicas del programa de terapia familiar deberían desarrollarse de forma conjunta con la terapia individual que sigue el adicto, buscando la participación activa de los familiares, aunque no vivan juntos, cuyo objetivo es restablecer entre la familia y el adicto una comunicación posiblemente interrumpida, o deteriorada por la adicción.

Debemos saber que la reestructuración familiar se consigue no sólo mediante las entrevistas y las actividades informativas, sino a través de aquellas tareas que se encargan a la familia durante todo el programa.

Para terminar, resulta necesario lograr que no se viva el problema de la adicción como algo único y exclusivo. Por ello, es necesario que se fomente el encuentro entre familias potenciando el concepto deautoayuda.