Tribuna

Los políticos no son jefes de los ciudadanos, sino sus empleados

Carlos Fernandez Guerra

Los políticos y los gestores de lo público no son jefes de los ciudadanos, sino sus empleados

Necesitamos instituciones que estén a la altura de las personas y recuerden su misión y quién es su jefe

La conmoción inicial, lejos de aminorarse, se acrecienta. Pero además de la angustia y dolor de los dos primeros días se está pasando a la indignación y desesperación de los valencianos -sí, otra vez, gracias a los miles de contenidos, peticiones de ayuda y mensajes de impotencia compartidos en las redes sociales-, que sienten que las administraciones públicas y sus decenas de instituciones no son capaces no sólo de gestionar con agilidad y eficacia una situación dificilísima, sino de coordinarse y hacer su misión: SERVICIO PÚBLICO y atender al ciudadano cuando más lo necesita.

Los españoles ven cómo los políticos se culpan unos a otros de lo ocurrido (ya habrá tiempo para la habitual e inútil trifulca partidista, ¿no?) y se olvidan de que su misión no es crear problemas, sino evitarlos y, si estos aparecen, gestionarlos, para mitigarlos o solucionarlos.

La gente percibe una muy lenta y escasa movilización de recursos desde las administraciones y falta de capacidad de gestión, coordinación y compromiso de todos lados para tratar de mitigar la mayor tragedia sufrida en España.

  • Lo mejor de este tristísimo episodio ha sido comprobar una vez más la SOLIDARIDAD de la gente, su generosidad al ayudar presencialmente como a través de las donaciones desde la distancia.
  • Lo peor, la imagen transmitida de incapacidad de prevención, reacción, gestión y coordinación de las autoridades.
Los políticos y los gestores de lo público no son jefes de los ciudadanos, sino sus empleados

Aunque sean representantes de todos, están para servir, no para figurar, tener privilegios, mandar sobre la gente o discusiones estériles para sus intereses.

Y, lejos de prohibir, regañar o pedir a la gente que no vaya a ayudar a los damnificados -o, peor aún, abroncar con cero inteligencia, sensibilidad y respeto a los familiares de los fallecidos que intentaran preguntar por ellos en un recinto mortuorio como si quisieran colarse gratis en un parque de atracciones-, deberían intentar canalizar a todos esos voluntarios, organizarles, ayudarles, agradecerles… y aprender de la gente, que dan un ejemplo inolvidable de voluntad y de capacidad, además de una nueva movilización a través de las redes sociales.

Es hora de que las instituciones y sus responsables recuerden la célebre frase de Kennedy y dejen de pensar en cómo pueden aprovecharse de ellos, sino cómo pueden mejorar la vida de los ciudadanos. Más, en estos casos, que deben demostrar su

  • UTILIDAD
  • preparación
  • eficacia y
  • COMPROMISO

Mientras, aplaudamos y apoyemos como se merece en el ejemplo inolvidable que nos ha dado el 99 % de la gente ❤️ … y destaquemos como merece la aportación tan positiva de las apps y redes sociales, tanto para la información como la movilización de la gente (y, sobre todo, ayudémosles, cada uno como y cuanto pueda. Ellos lo necesitan y hay muchas formas y canales para hacerlo).

Carlos Fernandez Guerra

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