La Responsabilidad Personal
Cuando hablamos de la responsabilidad social, tendemos a pensar en grandes proyectos, grandes cambios, grandes acciones para cambiar la manera de gestionar una empresa, una entidad, una red… Una organización que también solemos pensar que tiene que ser grande.
Pensar así hace que nos desanimemos y nos convenzamos que es del todo imposible cambiar nada porque no podemos influir en todo el sistema para que las cosas se hagan de otra forma.
Y es cuando la gente que te rodea, cuando les dices que las cosas pueden cambiar, te clava una mirada condescendiente acompañada de sonrisita burlona mientras te dice… «esto es una utopía, querida».
Siempre cuento que cuando somos jóvenes pensamos que podemos cambiar al mundo, pasan los años y el mundo te demuestra que es él quien te cambiará a ti.
Pero en el año 2004 cuando en una jornada en Olot (Girona) de la mano de Garrotxa Leader y la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya, oí hablar de la responsabilidad social, supe que había una manera de cambiar el mundo y que tenía un nombre. Desde entonces desde mi trabajo y desde mi vida personal, he apostado por esta manera de trabajar y lo hago desde y con mi entorno más próximo.
Es importante dejar constancia de que las personas que han tenido cargo por encima del mío, han apostado por los proyectos que he presentado y así, desde entonces estamos trabajando con las pyme y microempresas del territorio diseñando acciones de RS que responden a cada necesidad concreta.
Hemos creado la Xarxa de RS Mataró-Maresme con objetivos anuales para un territorio socialmente responsable (TSR) que forma parte de Red Retos (red de redes a nivel del territorio nacional). Tenemos 7 libros editados con buenas prácticas de casi 100 empresas que se pueden consultar aquí.
Todo ello son maneras de hacer desde mi rol profesional la RS y seguimos.
Después de tantos años puedo decir algunas cosas que he podido constatar a lo largo del camino hecho hasta el momento:
- La administración pública va lenta o, simplemente, no va en esto de la RS y debería ser líder y ejemplo.
- Apuesto más por la RS de las pequeñas empresas que la de las grandes porque es el tipo de RSque se hace por convicción y no porque toca.
- Seguimos asistiendo a jornadas que aún definen la RS y siempre tienes esa sensación de no avanzar.
- Vemos cómo los medios de comunicación hablan de una RS que no reconozco, si es que la citan en algún momento.
- No se ha apostado por la RS aunque se haya hablado de ella y parece que es algo que ha fracasado o que ha quedado como una moda que ya se aleja.
- …
Tales realidades existen porque la RS es un cambio que ni interesa ni se quiere. El cambio que produce la RS, si además la sumamos a la Economía del Bien Común que le da el paraguas de sistema económico, es un cambio brutal que colisiona directamente con los intereses de los ladrones de guante blanco que manejan el espectáculo social, político, religioso…
Así que no es que la RS no cuaje, es que la hemos aguado, desdibujado, acallado con memorias aburridas y maquilladas, con webs preciosas pero vacías… Y es que no interesa, como no interesan todas las cosas que pongan en peligro el orden actual de la esfera económico-social que, aunque contra-natura, es un gran negocio… Bueno, para una minoría.
Pero hay una manera de seguir con el cambio y es el cambio personal, desde lo personal y en el ámbito próximo a cada cual. Tiene una fuerza enorme aunque los resultados no son inmediatos y también en esto hay hechos constatados:
- El trabajo por cambiar el sistema actual se hace desde cada asociación, desde cada iniciativa, desde cada lugar en la que nazca la reflexión y el diálogo. Haberlos, haylos y cada vez más.
- Si empiezas a andar, te das cuenta que no vas sola.
- El cambio es responsabilidad nuestra, la queja por la queja es la excusa de quien no hace nada para no cambiar nada.
- Podrán pintarnos un entorno gris, unos medios de comunicación que nos adormecen pero no podrán evitar nuestra voluntad de cambio, nuestras ganas, nuestra esperanza firme de que#sisepuede.
Así que no hay excusa, y si la tienes sólo justifica tu complicidad con el sistema o tu pereza. Piénsalo y reacciona.