Entrevista

¿Qué es el «capital natural» y por qué es importante para los inversores?

Jo Marshall, redactor de inversión de Schroders

Atribuimos un valor financiero a muchos activos. Pero ¿por qué no hacemos lo mismo con los recursos naturales finitos, de los que depende nuestra actividad económica y nuestro bienestar?

Los últimos cientos de años de actividad humana han provocado cambios climáticos que amenazan nuestra supervivencia. No obstante, el cambio climático no es la única amenaza para el medio ambiente. Está generalmente aceptado que los daños al medio ambiente y la pérdida de biodiversidad suponen un riesgo equiparable. Los recursos naturales son el elemento más importante de la economía global. Ya sean materias primas, agua, protección contra inundaciones, biodiversidad o polinización, la naturaleza proporciona la mayor parte del capital que necesitan las empresas para la producción de bienes y servicios.

A lo largo de los últimos 200 años, un 60 % de la superficie terrestre ha sido alterada, principalmente por la agricultura.

Todos tenemos un papel que desempeñar en la protección de estos recursos para que los seres humanos puedan seguir beneficiándose de ella durante generaciones. Además, cada vez hay más conciencia de que la pérdida de biodiversidad contribuye al cambio climático y es un riesgo para la inversión.

  • ¿Qué es el capital natural?

El término describe elementos de la naturaleza que proporcionan beneficios importantes llamados «servicios de los ecosistemas». Entre ellos se encuentran el control o la eliminación de CO2, la protección contra la erosión del suelo y el riesgo de inundaciones, los hábitats para la vida silvestre, la polinización y los espacios para el ocio y el bienestar.

La naturaleza proporciona beneficios sociales esenciales a personas y comunidades de todo el mundo. La combinación de suelos, especies, comunidades, hábitats y paisajes que proporcionan estos servicios de los ecosistemas suele denominarse «activos».

La idea de considerar la naturaleza como capital natural, reconociendo el verdadero valor de los activos de la naturaleza, está aumentando rápidamente su popularidad.

Si bien el término se utilizó por primera vez en la década de los 70, ahora se exige cada vez más que el capital natural se considere un activo económico, y la ONU insta a los gobiernos a mirar más allá del PIB. El capital natural se diferencia de otras fuentes de capital porque no se produce. El petróleo y el gas son recursos naturales que se obtienen de la propia naturaleza y son de consumo gratuito en su origen.

  • ¿En qué se diferencia el capital natural de otros tipos de capital?

La maquinaria, los vehículos, los edificios y otros artículos industriales se denominan «capital producido». Se trata de «las cosas que hemos fabricado los humanos. Hemos convertido las cosas que nos rodean en capital físico que se utiliza en la producción. Así, aunque el petróleo y el gas existen en la naturaleza, utilizamos maquinaria creada por el hombre para acceder a ellos y convertirlos en productos cotidianos como la gasolina y los plásticos.

El capital humano, por su parte, se refiere a los conocimientos, el juicio y la experiencia que aportamos los seres humanos.

Las tres fuentes de capital trabajan juntas y forman la base de la actividad económica.

  • ¿Cómo se clasifica el capital natural?

En renovables y no renovables. El petróleo, el gas y los minerales, por ejemplo, sólo pueden utilizarse una vez. La cuestión no es necesariamente que estos activos se utilicen. Es que, si una generación lo agota, ¿Cómo compensamos a las generaciones futuras, porque ya no estará disponible para ellas?

El capital natural renovable es más flexible. El capital renovable, a diferencia de otras formas de capital, es un capital que sigue proporcionando sus beneficios indefinidamente.

Explica que hay un punto crítico con estos activos: si se agotan sus existencias más allá de este punto de inflexión, el capital deja de ser renovable. Es crucial mantener, mejorar y proteger estos recursos para que estén disponibles para las generaciones futuras.

  • ¿Cuál es un ejemplo de capital natural renovable?

Las poblaciones de peces del Mar del Norte. Si comemos arenques, estamos disfrutando de los beneficios de un capital natural renovable. Si no sobreexplotamos este capital natural renovable, dentro de 100 años la gente también podrá tener arenques.

Mientras las existencias naturales no se sitúen por debajo de los umbrales críticos, los activos podrán regenerarse. Los seres humanos y el ganado que crían para alimentarse representan el 96 % de la masa de todos los mamíferos del planeta.

  • ¿Es el capital natural lo mismo que la biodiversidad?

A veces los términos se utilizan de forma que sugieren que son equivalentes. Pero la «biodiversidad» se aplica a los organismos vivos. El capital natural incluye los organismos vivos, pero también el flujo de servicios de los ecosistemas de esta biodiversidad.

32.000 especies están en peligro de extinción: el 26 % de los mamíferos, el 41 % de los anfibios, el 33 % de los corales y el 14 % de las aves.

  • ¿Es el capital natural valioso en términos financieros?

El capital natural es fundamental para la vida tal y como la conocemos: dependemos totalmente de él para nuestra supervivencia y desarrollo. Pero la sociedad no lo reconoce oficialmente como un activo económico. Esto significa que el papel fundamental de la naturaleza no se tiene en cuenta en las mediciones del crecimiento económico y el bienestar. Ahora se pide cada vez más que se la considere como tal. El marco económico de la ONU, el Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica, ayudará a las personas y a las empresas a valorar con mayor precisión los recursos naturales.

La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad es otra iniciativa pionera que pretende incorporar la contabilidad del capital natural siguiendo un enfoque organizado para la valoración de los recursos naturales.

Por su parte, la Coalición de Capitales, formada por 380 iniciativas y empresas de todo el mundo, también intenta que la mayoría de las empresas, instituciones financieras y gobiernos del mundo tengan en cuenta el capital natural en su toma de decisiones para 2030.

Considerar la naturaleza como un activo y ponerla en el mismo balance que los demás recursos de una empresa ya no se ve como algo extraño.

Los gobiernos, las empresas y los ciudadanos de todo el mundo están empezando a comprender la importancia y el valor críticos de los servicios de los ecosistemas que proporcionan sus activos de capital natural, sobre todo en lo que respecta al almacenamiento y la retención de carbono.

Existe un gran potencial de inversión en activos de capital natural; no sólo para la compensación de carbono y ASG, sino también para detener la pérdida de biodiversidad global y restaurar algunos de los ecosistemas más importantes del planeta.

Aunque representan menos del 2 % de la superficie terrestre, los bosques tropicales son el hábitat de más de la mitad de las plantas y animales del mundo.

  • ¿Debe el capital natural ser realmente la principal prioridad de los inversores?

La mitad del PIB mundial, es decir, 44 billones de dólares, corresponde a actividades que dependen moderadamente o mucho de la naturaleza.

La reducción del capital natural, incluida la pérdida de biodiversidad y el deterioro de las reservas renovables, supone un riesgo real para las empresas, sus beneficios y los inversores.

En términos prácticos, esto podría significar que las compañías, los bancos y los inversores se enfrenten a mayores riesgos de seguros, mayores costes de capital y una pérdida de oportunidades de inversión. Los sectores que dependen en exceso de los servicios de los ecosistemas que actualmente no se valoran, o se infravaloran, pueden ver afectadas las valoraciones de las empresas cuando éstas acaben siendo valoradas con precisión. Entre estos sectores se encuentran la agricultura, la producción de alimentos y el sector marítimo. Además, las presiones regulatorias y políticas ya están comenzando a consolidarse y materializarse. Por ejemplo, el Green Deal de la UE contiene un elemento importante sobre la biodiversidad. Esto podría tener un impacto directo en los beneficios.

Al igual que con el cambio climático, si no se hace nada los costes podrían ser elevados.

  • ¿Cómo encaja el capital natural con los ODS?

A largo plazo, el ritmo de agotamiento del capital natural debe coincidir con el ritmo de su regeneración; de lo contrario, los sistemas de soporte vital que necesitamos de la naturaleza se agotarán. Los ODS se desarrollaron partiendo de la base de que podemos alcanzar una tasa sostenible de uso del capital natural.

  • ¿Qué han hecho los inversores hasta ahora?

La mayoría de los inversores aún no valoran del todo los riesgos financieros relacionados con la biodiversidad.

Según los Principios de Inversión Responsable, los inversores están «poco concienciados» sobre el tema. Y hay muy pocos compromisos o políticas para abordarlo. Pero el impulso está creciendo.

Los inversores pueden desempeñar su papel asignando capital a inversiones que preserven nuestro entorno natural y comprendiendo cómo las empresas de sus carteras utilizan y dependen del capital natural.

Los objetivos basados en la ciencia para la naturaleza están en las primeras fases de desarrollo por parte de la Red de Objetivos Basados en la Ciencia. Estos objetivos son una forma en la que las empresas pueden alinear su acción individual de sostenibilidad con los objetivos ambientales acordados a nivel mundial.

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