Un nuevo orden emerge: demografía, inmigración, IA, deuda pública y barreras arancelaria en un mundo en llamas
John Bock Skipholt, 2005 Vídeo monocanal, color, sonido, 54 min 55 seg TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary Collection
El escenario es resiliente pero incierto. Contenemos la respiración ante los desequilibrios estructurales: empleo, inversión, cadenas de suministro y costes de financiación.
La economía mundial parece resistente ante pandemias, guerras en Europa, crisis energética y tensiones comerciales. Aun así, el entorno sigue marcado por una elevada incertidumbre. Parte de la narrativa de territorio inexplorado es engañosa. La economía global ha superado episodios graves en el pasado y mantiene el empleo en niveles históricamente altos. La recesión ampliamente anticipada para 2023 y 2024 no llegó a materializarse. Sin embargo, persisten riesgos de largo recorrido con cambios geopolíticos y tecnológicos obliga a revisar estrategias de inversión, aprovisionamiento y estructura de costes.
- Demografía e inmigración: el principal condicionante del crecimiento
Europa y China, en un punto de inflexión demográfico.
Limitado crecimiento potencial y aumenta presión sobre los sistemas productivos y de bienestar
- envejecimiento de la población
- reducción de personas en edad de trabajar
En paralelo, en África aumenta la población, desplazando el eje futuro del crecimiento económico y de la disponibilidad de talento.
Ya hay señales tempranas de impacto en la productividad, especialmente en Estados Unidos. En Europa, sin embargo, los avances son limitados.
No es una solución automática ni inmediata. Depende de la capacidad de integración en
- procesos,
- equipos
- modelos de negocio.
4. Mercados financieros exigentes en un entorno de tipos más altos
Tras décadas de tipos de interés reales muy bajos, el nuevo entorno financiero introduce mayores exigencias para empresas e inversores.
Las valoraciones en los mercados siguen siendo elevadas en términos históricos
Más probabilidad de episodios de volatilidad.
Sin que esto implique necesariamente una corrección inminente, sí obliga a reforzar la disciplina financiera y a revisar cuidadosamente decisiones de inversión y financiación.
- La deuda pública como riesgo estructural
Se destinarán más recursos al pago de intereses lo que reducirá el margen de maniobra de los gobiernos.
- mayores presiones fiscales
- menor capacidad de apoyo a la actividad económica
- Un comercio internacional más incierto y fragmentado
Las tensiones comerciales y los cambios frecuentes en políticas arancelarias están generando un entorno de mayor incertidumbre para las empresas. A ello se suma la transición hacia un orden internacional más fragmentado, con una reorganización gradual de las cadenas de suministro hacia ámbitos regionales. Este proceso tendrá implicaciones directas en costes, proveedores y estrategias de aprovisionamiento.
Prudencia financiera y adaptación estructural:
- revisión de cadenas de suministro
- optimización de costes
- diversificación de proveedores
- inversión selectiva en productividad
“Nos enfrentamos a una economía que ha demostrado una gran capacidad de resistencia, pero que presenta presiones estructurales cada vez más evidentes.
La clave no es paralizarse ante la incertidumbre, sino anticipar escenarios y actuar sobre palancas concretas como los costes, los proveedores y la productividad para proteger márgenes y ganar agilidad”
En un contexto marcado por la coexistencia de riesgos coyunturales y transformaciones de largo alcance, a inacción puede resultar tan costosa como una mala decisión.
La diferencia entre resistir y perder competitividad estará, cada vez más, en la capacidad para interpretar el entorno y actuar antes de que los cambios se traduzcan en presión sobre márgenes y operaciones.
“Planificar posibles crisis sin perder de vista los cambios de fondo permitirá a las empresas adaptarse antes que sus competidores y salir reforzadas en un entorno económico cada vez más complejo”
