Materiales avanzados y arquitectura bioclimática, reactiva, diseña las ciudades que se reinventan ante las olas de calor
Orientación estratégica, ventilación natural, techos verdes y materiales aislantes.
- calor extremo
- eficiencia energética
- bienestar urbano.
La arquitectura bioclimática recurre al diseño pasivo:
- orientación estratégica
- ventilación cruzada
- fachadas ventiladas
- techos verdes
- materiales aislantes (lana de roca, celulosa, corcho) y reflectantes en cubiertas y pavimetos para reducir la temperatura ambiente desviando la radiación solar
Ejemplos de esta estrategia son las viviendas sociales de Esporles (Mallorca), diseñadas íntegramente con soluciones pasivas que permiten confort térmico sin climatización activa. También la Delfín Tower de Benidorm, que combina fachada bioclimática y paneles solares, reduciendo un 70 % su consumo energético.
Materiales inteligentes y enfriamiento radiativo
- “madera óptica”, un material de baja absorción solar que enfría pasivamente las superficies
- superficies micropatronadas, emisores térmicos selectivos: reflejan el calor en verano y lo retienen en invierno, todo sin necesidad de energía adicional
Planes urbanos e infraestructuras públicas adaptativas
toldos textiles y pérgolas fotovoltaicas en plazas, patios escolares y zonas verdes:
- sombra
- energía renovable
- fomentan el uso de espacios al aire libre, incluso en los meses más sofocantes
Infraestructuras con naturaleza integrada: intervenciones móviles como refugio climático portátil con jardines verticales en fachadas y azoteas
- reducir la temperatura ambiental
- regular la humedad
- calidad del aire
- biodiversidad (atrae polinizadores a la ciudad)
Esqueletos verdes para ciudades habitables: Solana, al norte de Madrid
Red continua de corredores ecológicos que estructura todo el entorno urbano desde la naturaleza. Este planteamiento no considera las zonas verdes como elementos añadidos, sino como infraestructuras esenciales desde las que organizar la ciudad.
Una red natural que actúa como infraestructura climática: proporciona sombra, mejora la ventilación urbana, regula la temperatura y sirve de soporte para rutas de movilidad no motorizada. 290.000 metros cuadrados de espacios verdes interconectados forman una columna vertebral que facilita desplazamientos peatonales y ciclistas seguros, promueve el ocio activo y refuerza la conexión de los habitantes con su entorno.
Además de su función ecológica y social, esta estructura vegetal integrada contribuye de forma directa a mitigar el efecto isla de calor, a reducir el uso del coche y a construir una ciudad más habitable y preparada para los desafíos climáticos del futuro.
ODS 15: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad